Comprar una vivienda requiere casi el 39% de los ingresos brutos anuales disponibles de una familia. Ello no sólo supera con creces la recomendación de no superar el 30-35% de la renta destinada a ello, sino que ha crecido más de siete puntos porcentuales en el último año debido a los tipos de interés al alza.
El porcentaje de esfuerzo para comprar una casa encadena ya más de un año por encima del 30% y se sigue aproximando al 40%. Desde que el Banco de España dispone de registros trimestrales, el mayor esfuerzo se recogió en 1990 con más del 72% de los ingresos en el primer año. Posteriormente, a mediados de 2008 y en plena crisis inmobiliaria, se alcanzó el 54,6%, mientras que el mínimo se registró a mediados de 1999, con un 25,3%.
Fuente: elEconomista.es